Las teorías sistémicas contemplan al ser humano formando parte, siempre, de diferentes sistemas y subsistemas que están interrelacionados de formas diversas y todas las partes se influencian entre sí. Las Constelaciones Familiares trabajan terapéuticamente con los sistemas familiares y sus desórdenes con la intención de ordenarlos


para que se puedan desarrollar plenamente, como también con todos los demás ámbitos de la vida de un ser humano, ya que todos tienen carácter sistémico. Esta técnica terapéutica creada por Bert Hellinger, utiliza el Campo familiar y a personas como representantes para hacer posible que se muestren las dinámicas, tanto ocultas como explícitas, que están funcionando en el sistema y creando desórdenes que producen sufrimiento a todos los implicados. A través de los Órdenes del Amor, se facilita el orden para que se solucionen los bloqueos y conflictos de las personas que pertenecen al sistema y que el sufrimiento se pueda convertir en algo armónico y bello que favorezca el desarrollo y la vida. Esta técnica se diferencia de otras por su rapidez, tanto en ver el origen del problema, como en que la persona note los efectos la constelación en su vida después de realizarla. También está demostrado que el alcance de este trabajo llega al resto de implicados en el conflicto, aunque no estén presentes, ya que todos estamos vinculados profundamente. Es una de las herramientas terapéuticas actuales de mayor eficacia en el campo de la psicoterapia.

 

“…detrás de todo comportamiento, por muy extraño que nos parezca, actúa el amor. Y que también detrás de los síntomas que una persona presenta siempre actúa el amor. Por tanto, lo decisivo en terapia es encontrar el punto donde este amor se concentra. Esta es la raíz, y desde allí siempre se encuentra el camino a la solución, ya que también la solución siempre pasa por el amor”.
Bert Hellinger.

 

Sería mejor hablar de “recibir y dar”, mucho más que “dar y recibir” y más precisamente de “tomar y dar”. ¿Por qué? y ¿qué significa “tomar y dar”?
Existimos gracias al abrazo que se dieron nuestros padres biológicos. Somos cada uno una mezcla única de sus cromosomas y genes. Haya pasado lo que haya pasado, nuestra vida se la debemos primero a ellos. Existimos porque recibimos la vida de ellos.
Si nos abrimos incondicionalmente a la vida que nos han transmitido y que se perfila hacia delante entonces la vida fluirá a través de nosotros y se volverá bondadosa.

 

Al abrirnos, aceptamos incondicionalmente y activamente a los padres. Eso es el “tomar” a la madre y al padre.

“Madre, te tomo como mi madre, tal y como eres. Gracias por la vida que me has dado. La tomó incondicionalmente de ti. Gracias por ser mi madre. Para agradecértelo, lo que me falta me lo busco yo. Para darte las gracias me pongo al servicio de la vida”

“Padre, te tomo como mi padre, tal y como eres. Gracias por la vida que me has dado. La tomó incondicionalmente de ti. Gracias por ser mi padre. Para darte las gracias, lo que me falta me lo busco yo. Para darte las gracias me pongo al servicio de la vida”

 

¿Qué pasa cuando algo de los padres no nos gusta? El sistema familiar, o consciencia, campo o alma familiar, vela por la integridad del grupo, del clan; todos los miembros pertenecen al clan, hayan hecho lo que hayan hecho. De modo que si alguien rechaza a otro, quiere eliminar a otro, esa intención choca frontalmente con la unidad y supervivencia del grupo y el sistema familiar automáticamente, de un modo ciego, reintroduce al rechazado bajo forma de fracasos, enfermedades o accidentes, en la vida de la persona que le rechazó o de sus familiares más jóvenes.

Y uno de los fracasos más evidentes es el de la abundancia. La abundancia nos viene como respuesta a nuestro amor. Pero ¿qué amor hay en querer sólo lo amable de los padres y de sus familias? El amor recompensado por el sistema familiar es el amor a todos como son, como fueron: la compasión para con el tío abuelo soltero amargado y autoritario, el bisabuelo que arruinó a su familia, la madre que abandonó el hogar, el abuelo alcohólico, etc.

Y ¿Qué ocurre cuando asentimos a todo, sin juicio? La carga negativa de la herencia desaparece, sólo se van a transmitir fuerza y amor.

Estar en el sí a todo como es y en el agradecimiento incondicional a la vida como es estar en sintonía con el espíritu. Y la respuesta del espíritu a nuestra entrega es la abundancia. La abundancia pertenece al campo del espíritu.

 

Por: Ana Isabel Jiménez

 

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