“Te tomo como mi madre, tal y como eres. Eres la única madre posible para mí. Eres la mejor madre posible para mí”.

“Te tomo como mi padre, tal y como eres”.

“Yo soy un desafío, soy la fusión de vuestras dos familias, con mentalidades y responsabilidades opuestas. Y recojo el desafío que me ofrece la vida. Tal y como soy, fusión de seres distintos, me pongo al servicio de la vida”.

En los humanos existe un impulso instintivo, biológico, hormonal, a devolver lo que hemos recibido.

Gracias a ello existen las relaciones entre los seres humanos y entre los pueblos. Por el hecho de haber recibido la vida de nuestros padres, estamos impulsados a compensarlos. Y como no podemos compensarles la vida que nos dieron, lo hacemos con los demás, dando la vida a otros, trabajando al servicio de la vida de otros. Toda nuestra vida adulta está impulsada por nuestra necesidad de compensar lo que recibimos de los padres. Y a su vez el entorno, el mundo, la sociedad, nos compensa con su gratificación en forma de reconocimiento y dinero.

Por lo que cuanto menos aceptemos a nuestros padres, a su cultura, su educación, su carácter, país de origen, religión, etc. menos impulso para compensar vamos a tener, menos gusto para el trabajo, para la entrega a los demás, para el compromiso. Y por lo tanto tampoco el entorno nos compensará, la abundancia pasará de largo.

La abundancia, la prosperidad es una respuesta sistémica del movimiento del espíritu al respeto incondicional para con los padres, al agradecimiento incondicional a lo que viene con ellos: cultura, país, nivel económico, lengua, ideología, etc. Agradecimiento a la vida como es. Respeto y aceptación de todos. De todos significa incluso de los que dan miedo, rabia o repugnancia, y sobre todo de ellos.

 

por Bert Hellinger

 

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