La gratitud y enfoque son aspectos claves para que, nosotros como seres humanos, nos acerquemos a recuperar nuestro bienestar personal y entremos en equilibrio con lo que somos y queremos manifestar.

¿Por qué a pesar de nuestro esfuerzo, buen comportamiento y acciones desinteresadas, no encontramos gratitud por parte de quienes nos rodean?

Esta es una inquietud que nos hacemos los seres humanos en muchas de las fases de nuestra vida, y ocurre porque estamos interesados en la compensación por los actos de amor, sacrificio, cuidado o ayuda que ofrecemos.

Y es un tema que, por ejemplo en las mujeres, es bastante sensible, porque por naturaleza evolucionamos para estar pendientes de lo que sucede fuera de nosotras. El cerebro femenino está dirigido hacia el mundo, y afuera es más sensible que el cerebro masculino.

Por ejemplo, estamos dispuestas siempre a la retroalimentación que dan los demás sobre si te aprueban, sobre si eres adecuada, sobre la respuesta a cada cosa que eres o haces de los demás.

De manera inconsciente y por instintivo, estamos registrando en los rostros o las actitudes de las personas, si están respondiendo positivamente a nosotros o no, y con frecuencia nos estamos acomodando o ajustando para tratar de encontrar respuesta positiva.

 

Gratitud y Enfoque: De la Supervivencia al Cuidado

En nuestra evolución como especie femenina hemos estado dedicadas a la atención y cuidado constante de los miembros de la familia, de los pequeños o de los ancianos, y son estas situaciones a las que estamos respondiendo.

Por ejemplo, si un bebé está llorando, nuestra esencia necesita responder o reaccionar. Lo mismo sucede si una persona de edad o una persona enferma, solicita nuestra ayuda.

Nuestra naturaleza nos lleva a dejar nuestras necesidades y lo que estamos haciendo para atender primero las necesidades de los demás y lo que los demás requieren de nosotros.

Estos son aspectos de nuestra feminidad que están arraigados en lo que somos como seres humanos femeninos. En términos de nuestro cerebro reptil, que es el que finalmente funciona en automático y en coherencia con la supervivencia.

Eso quiere decir que nuestras acciones de supervivencia van, por lo general, hacia fuera y de acuerdo a lo que allí sucede. Por eso estamos buscando respuestas internamente, porque esto nos lleva a estar incómodas, a tener interrogantes.

Y por eso buscamos consejo o ayuda, o en la espiritualidad o el mundo interno, un lugar en el cual podamos encontrar esa respuesta. Entonces, ¿qué sucede cuando miramos hacia fuera?, ¿cómo encontramos fuera nuestro bienestar y felicidad?

 

Cómo Romper el Ciclo y Evitar Perderse a Uno Mismo

Cuando nos volcamos hacia afuera, parte de lo que sucede es que como nos estamos adaptando a lo que es, a lo que el entorno y las personas necesitan o exigen de nosotros, es muy fácil perdernos y perder nuestro centro o eje.

Tenemos esta idea de que si estamos haciendo esto por los demás, cubriendo sus necesidades o satisfaciendo sus expectativas, ellos deberían a cambio, satisfacer las nuestras.

Eso tiene dos inconvenientes. Uno es que nos sucede porque cada persona está pendiente de sí misma y de hacer sus cosas. Y el otro inconveniente que tiene es que la mayoría de nosotras no sabemos cuáles son esas necesidades.

Además de esperar que otros nos las satisfagan, queremos que ellos descubran qué necesitamos, que descubran cómo llenar nuestro vacío y nos lo regalen como una sorpresa.

Generalmente estamos a la espera de que los seres por los cuales hemos hecho tanto y nos hemos sacrificado, de pronto nos den como sorpresa algo que nos haga felices, que nos haga sentir tranquilas, protegidas y cuidadas.

Esperamos recibir la confianza y seguridad de que nada pasará, porque de seguro, llevamos mucho tiempo intentando experimentar esos sentimientos.

Pero no tiene efecto porque no es así como sucede. Muchas de estas inquietudes que nos planteamos, vienen desde el dolor que nos produce no sentir amabilidad o gratitud por parte de nuestros seres queridos, de quienes nos rodean.

Y esto pasa porque nos enfocamos en exceso en las personas que nos rodean, de alguna manera entregamos mucha de nuestra atención y empezamos a girar en torno a ellos, olvidándonos de nosotros mismos.

Ese querer compartir y cuidar de quienes amamos no tiene nada de malo, el problema es que perdemos el rumbo y permitimos que nuestra felicidad esté amarrada y dependa de ello.

 

Gratitud y Enfoque para Descubrir tu Propósito de Vida

Es importante que como seres humanos tengamos proyectos personales que nos producen bienestar y que requieran tiempo, aspectos que nos obliguen a movernos hacia el futuro.

De hecho, nuestros seres queridos como por ejemplo nuestros hijos, no son nuestro proyecto de vida. La maternidad puede ser una parte muy importante para una mujer, porque al contrario de los hombres, nosotras no necesitamos que el proyecto sea propio.

Incluso puede ser un proyecto de otro más grande que nosotros y que sea tan importante que, el hecho de participar de ese proyecto es lo suficientemente satisfactorio para nosotras.

La maternidad es un proyecto como es. Es decir, esta es más grande que nosotros porque es la vida misma. Es un proyecto que está al servicio de la vida y nosotras podemos sentirnos muy realizadas dentro de ese proceso.

Sin embargo, es un proyecto que tiene fin, tiene fin en el momento en que estos hijos son adultos, salen al mundo y ahora ellos están a cargo de su proyecto, de su vida y nosotros necesitamos regresar y cultivar nuestro propio proyecto de vida.

Como mujeres nuestro proyecto no puede tratarse solo de la maternidad, porque hay una etapa en la que los hijos crecen, se hacen adultos y se pueden hacer cargo de su propia vida; y entonces, nosotros ya no encajamos, no formamos parte, generamos ruido.

Entonces, se produce un desorden en el sistema familiar y eso genera incomodidad, inconformidad o rechazo, y hace parte del proceso natural. Por eso necesitamos tener un proyecto de vida y es maravilloso que podamos ser nosotros mismos.

 

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