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Hoy en día, superar patrones familiares y alcanzar el éxito profesional es uno de los grandes retos de quiénes aspiramos a vivir nuestra existencia desde la plenitud, la abundancia y la felicidad. En ese proceso por lograrlo, muchos de nosotros nos hemos sentido desubicados, especialmente en el plano laboral e incluso hemos creído que no estamos viviendo de lo que nos apasiona.

¿Cómo sentir gratitud en tiempos de crisis financiera?, ¿cómo mantener la mirada en lo que sí tengo y en agradecer por ello aún cuando tengo deudas? En el día a día, la falta de dinero puede hacernos sentir “con el agua al cuello” y es importante ante situaciones de dificultad económica, mantenernos más enfocados y no apartar nuestra mirada del objetivo al que nos llevará ese proceso.

Si hoy pudiera darte un consejo como empresaria sería: “descubre tu valor”. Mi experiencia me ha permitido comprender que sólo cuando te valoras a tí mismo y reconoces la importancia de lo que haces, desbloqueas tu poder interior. Y liberar ese poder, liberar todas tus capacidades sin restricción es una enorme oportunidad para lograr tus objetivos o los de tu empresa.

La aceptación y crecimiento como claves para afrontar la crisis, nos cuestan pero son necesarias para lograr el equilibrio sistémico. Cuando enfrentamos situaciones difíciles, es clave la aceptación porque es la decisión y el sentimiento lo que nos permite recibir las cosas como vienen para liberar energía y tomar el aprendizaje y la transformación que traen esas situaciones.

Cuando piensas en cómo impacta tu estado interno en tu negocio, es inevitable que des una mirada hacia atrás, hacia el recorrido que realizaste para llegar a donde estás ahora. Y entrar en ese análisis es un mirar profundo hacia la vida, hacia las raíces, las motivaciones e incluso las elecciones que haces sobre diferentes temas necesarios para orientar el sistema empresarial.

Cuando buscamos el equilibrio sistémico es inevitable que deseemos alcanzar la salud, dinero y amor como parte del bienestar en nuestra vida. Y querer ordenar estos tres aspectos no es otra cosa que estar en búsqueda del equilibrio para nuestra vida, y con esto vamos a los diferentes niveles en los que nos desarrollamos: Personal, profesional, social, económico, entre otros.